sábado, 8 de agosto de 2009

El ius mamandi galli. Por Natalia Orduz

A veces unas pocas palabras sirven para condensar una previa percepción oscura, difusa y confusa y a veces también sirven para pasarla a un lente quizás más cómico o tristemente, más trágico. Pero con certeza, lo más interesante que pueden llegar a hacer es señalar ingenuamente, tiernamente y torpemente, como aquel niño que descubrió al rey desnudo del cuento de Andersen, una verdad un poco simple y ridícula que imaginamos disfrazar con ropajes muy vistosos, dorados y sedados.

Hace poco tuve un encuentro que me reveló una de aquellas pequeñas verdades, ¿y maldades? de la carrera que estudio: el derecho. Tuve que entrevistar a un amigo abogado sobre un tema laboral. A la pregunta de cómo podía una empresa evitar que los trabajadores hicieran uso de una figura jurídica que los favorecería probablemente a costa de la empresa, me respondió: simple, se aplica el ius mamandi galli a la norma.

La expresión ius mamandi galli es a su vez un ius mamandi galli. Quien quiera que abra un libro común y corriente de doctrina del derecho o una sentencia común y corriente, podrá encontrarse un lenguaje tosco, tedioso y tremendamente lleno de expresiones en latín, que puede producir en el ilustrado que lo lee una sensación de placer y poder (por el poder de entender), como también una sensación de sopor o temor en quien no entiende ni siquiera qué es ius (explico, el ius es una forma de referirse al derecho o a lo jurídico, es la raíz latina de jurídico).

¡Qué adornado y elegante que suena el ius mamandi galli! ¡Y qué doctas y fuertes se escuchan las palabras, conceptos y opiniones sentenciadas por un abogado! A los ojos de cualquier no abogado son impenetrables como la armadura de un guerrero medieval. Y las personas que merecen el cielo, por su fe ciega, se imaginan que ese guerrero lucha por la justicia de todos. ¿Y bien?

Bueno, ejem… los que estamos por dentro de la armadura somos muy orgullosos. Queremos mantener bellísima, fuerte e intacta nuestra armadura. Y eso no está mal. Buscamos las expresiones más finas y delicadas, nos centramos en los análisis de costura del disfraz, luchamos arduamente porque no se vaya a descocer, muy bien. Y luchamos mucho. ¿Y la lucha por la justicia? Mmm, en esa nos reservamos del derecho del ius mamandi galli a la norma.


Para el siguiente artículo necesito la colaboración de los lectores uniandinos. Si quieren, respondan a la pregunta: ¿si la universidad de los Andes fuera una persona, cómo sería su carácter, su aspecto físico, sus ideales, sus costumbres etc? Envíen sus respuestas muy breves al correo: …. (tengo que abrir una cuenta para esto) y esperen los resultados en el próximo artículo. Gracias.

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