Inspiras en los hombres los más grandes anhelos,
los más bajos instintos, las más grandes emociones.
Convirtiéndote en espejo de nuestra más profunda esencia.
Con tu mirada a veces dulce, a veces irascible
Reflejas en los hombres, las más bellas obras
Las más horripilantes guerras
Apareces apacible para el que te venera
Cuan confortable vida quiera inspirado en ti llevar.
Aunque a veces luzcas plácida y fácil de observar.
En otras luces espesa cómo la bruma
cristalina como un manantial.
Me permites desplazarme más cerca donde quiera
Sin importar lo que pase con los que me rodean
Reprimiendo sentimientos y afectos donde llegas
Te disfrazas, de terciopelo, de efectivo, de buen porte
Y condicionas al hombre cuan objeto comerciable sea.
domingo, 30 de agosto de 2009
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